Este confinamiento se nos ha hecho bola. Victoria y yo estamos bastante cansadas la una de la otra. Le chifla cualquier plan que sea sin mí. ¡Y no disimula la alegría cuando sale por la puerta de casa! Me da un poco de pena, pero la entiendo perfectamente. Yo también disfruto cuando ella no está (por qué se volverá, claro 😉). Así que la vuelta al cole ha sido un respiro para ella y para mí. La esperábamos con muchas ganas. Estaba muy ilusionada por volver a su cole. A su normalidad.
Aquí, en Gran Canaria, las cosas estaban feas. El colegio de Victoria había retrasado el comienzo. La Consejería de Educación fijo el 10 de septiembre como la “gran fecha”. Ese día se decidiría si las clases comenzaban el 15 y en qué formato; online o presencial. ¡Qué intriga! Fue el primer día, desde que nació Victoria, que almorcé con el móvil en la mano. No paraba de refrescar la Web en busca de noticias. Tardaron en llegar. Casi a media tarde empezó la rueda de prensa. ¡Qué nervios! El día anterior me habían llegado rumores de que Gran Canaria y Lanzarote iban a empezar online. ¡Online! ¡Con cuatro años! ¡¡Están locos!! Al final, están empezando todos los cursos de forma presencial. Menos mal.
¡¡Después de seis meses volvemos al cole!! Victoria lleva todo el verano preguntando que cuando empezaba. Estaba deseando ver a sus amigos. La semana anterior al comienzo me dijo que no quería ir. Le daba pena que yo me quedase sola en casa. “No te preocupes, cariño. Mami tiene muchas cosas que hacer”. ¡Mi niña, angelito!
Este inicio de curso ha sido muy diferente. Dejé a Victoria en la puerta. “Acuérdate de lo que hemos hablado. Pásatelo muy bien. Juega y disfruta” le dije al oído mientras la apretujaba con cariño. Le tomaron la temperatura en el brazo, le dio un abrazo a su profesora y se fue. No miró para atrás. Y yo lo preferí. Me quedé tranquila, pero con un poco de mal cuerpo. Ella estaba muy nerviosa. Yo también. Intenté mantenerme fuerte. Van a ser meses difíciles para las dos. Estamos juntas y unidas. Nos apoyamos mutuamente.

Victoria es feliz cuando está con otros niños. Se lo pasa genial, se entretiene y aprende. Es muy importante que los niños tengan vida social entre ellos y de forma continuada.
Este año, sus dos mejores amigas del año pasado no estarán en el cole. Le he ido dosificando la información para que no le fuese tan duro. Al principio se quedó triste. Poco a poco fuimos preparando juntas las cosas para el cole; mochila, estuches, lapicero y botella de agua.

Se probó el uniforme. Le queda un poco justo, pero, por ahora, no estoy yo para muchos gastos extras. Aún aguanta unos meses más con esa talla 😉. Con las playeras fue otro cantar. Era imposible meter su pie en las del curso pasado… Con la ilusión, se le fue pasando un poco la tristeza por sus amigas. Sigue preguntado mucho por ellas. Las veremos en la playa y en el parque. Seguirán en contacto.

Ayer me dijo que en el cole se le habían caído unas lágrimas porque me echaba mucho de menos. ¡Ay, qué penita me dio! Cuando en casa está triste por alguna razón me lo cuenta a mi. Hemos quedado que en el cole se lo va a contar a su profesora para que le de un abrazo fuerte y dejen de caerle lágrimas.
Aún así, cuando la recojo está contenta. Me ve y viene corriendo a darme un abrazo. ¡Qué alegría! Gracias mi pequeña Victoria por hacerlo todo tan fácil. Se pasa toda la tarde contándome todo lo que hacen, a qué juegan, qué canciones cantan. Está feliz con la clase de 4 años. “Es la de mayores, mami”.
Nunca una vuelta al cole me había hecho tanta ilusión. Esta vuelta, además, significa recuperar un poco de normalidad. Va a ser un año raro, diferente.

Para mí, lo importante, es que Victoria está feliz. La recojo eufórica y emocionada de volver a ver a sus amigos. Es responsabilidad mía mantener esa ilusión y alegría. Considero que es mi obligación ayudarla a pasar estos días lo mejor posible.
¿Qué tal la vuelta al cole de los peques? ¡Mucho ánimo a todos!